Burke
Devlin se preocupa rotundamente, aunque pierda el empleo, por conseguir una nota
cargada de la naturaleza humana que hay en esta familia de feriantes. El editor
del diario no le interesa para nada estos aviadores que “tienen alcohol en las
venas” (The tarnished angels, 1957), prefiere que cubre una nota sobre el
senador Griffin, orden que el reportero no cumple. En Pylon, el diario también se ocupa de noticias vacuas sobre
política, economía, historias de banqueros:
“Los
propietarios de este periódico, o sus directores, o quienquiera que sea el que
pague nuestros sueldos, por suerte o por desgracia no tienen a disposición
Sinclairs Lewis, Hemingways, ni tan siquiera Chekhovs, principalmente porque no
desean tenerlos, ya que lo que ellos quieren no son piezas literarias, aunque
éstas sean dignas del Premio Nobel, sino noticias.”
Sin embargo, el hombre espantapájaros (ubicado a la izquierda) no desiste en
querer darles un poco de gloria a los lectores del periódico. El editor procede
a despedirlo y eso no le importa, su corazón sigue puesto al servicio de la
familia Shumann.

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