El Kabra le
impregna la burla
a los grupitos
de poetas
que se juntan
en las adyacencias
del gran
emprendimiento
inmobiliario de
Palermo
y que hacen
poesía
para el
circuito.
Dice René que
burla
a los editores
que publican
eyaculaciones
provocadas
por la
impaciencia del vicio.
Burlarse del
pensamiento
de Freud, de
Agamben
y de Lupito
que hace
performance
delesiana de la
contorsión
del cuerpo,
burlarse,
burlarse
de los
presentadores
que repiten que
este hizo esto,
hace esto,
participa de aquello
en la página de
aquél
y que conforma
el colectivo
de poetas
imaginarios
que intentan
romper las bolas
desde allí
y de los que se
cortan
un huevo antes
de darle
a la señora que
pide
un Split, dame
un Split, dios.