Se va a desatar un tornado,
en un ritual único, las nubes
empiezan a moverse en círculos.
La densa y amplia niebla,
la voz profunda del cielo,
el vaivén infinito de los árboles.
Los perros gritan, los pájaros se pierden.
Los sonidos y las luces construyen el absurdo,
se conjuga el caos, se precipita el vacío.
Se teme a la euforia de la tormenta,
Se teme por la destrucción de la obra.
La ciudad se deshace, regresa a la nada.
¡Qué se desate un aguacero!
Soy un vidente cruel.
Es esta feroz belleza la que provoca
que la emoción estalle en la sangre,
y que salte por los poros buscando
en el pasado un lugar para unirse.
Fue una falsa alarma,
El amor se filtró en el viento,
dibujó un rayo y abrió el cielo.
Otra muerte, un nuevo mundo.