pasos para no morir

Venía en la butaca del tren
que viene pegada a la puerta.
Venía entre montones de bolsas de cosas,
y los pasajeros murmuraban el sueño
que siguen vagabundeando.

Todos iban allí, sobre la vía de su anhelo
¡atentos al vaivén del movimiento!
el tren apenas cruzaba Gerli…
¡atentos! para no caer.

Se acomodó y acomodó las bolsas
que traía, para no estorbar el paso
del camino al vagón del maquinista,
camino que transitan apurados,
los que desafían al tiempo.

Levantó las cejas y emprolijó sus lentes,
el tren apenas pasaba por los siete puentes.
Los trenes de carga esperan seguir
la vía al interior del país
y una señora con arrugas
de mañanas sin sol,
con la cara seca ofrece carilinas.

Limpió de sus ojos la grasa del día,
el tiempo que lo rodea está quieto
y el movimiento está afuera del tren
que cruza sobre un río negro:

en esa agua estancada que queda atrás
el pueblo no se bañó dos veces,
además siguió siendo el mismo.

El espacio como la luz declinaba,
el tren seguía su carril
al corazón hipertenso de la ciudad.
Otro porfiado viaje termina.

El hombre volvió con sus manos
rojas, a cargar sus bolsas de cosas.
Junto a la puerta se apelotonó el gentío.

Sonó el timbre y avanzó con sus sueños.
Se perdió en el tráfico fugaz de las miradas,
en esa vieja ciudad, en ese viejo matadero

da ágiles pasos para no morir.  

Faulkner advirtió

En lo concerniente a cualquier libro en particular, primordialmente trato de contar una historia del modo más eficaz, conmovedor y detallado que se me ocurra, pero creo que aun esto es incidental con respecto a lo que intento en toda mi producción (me refiero al curso seguido). Yo cuento la misma historia una y otra vez, la historia de mí mismo y el mundo. Tom Wolfe intentó decirlo y lograrlo todo en un sólo volumen: el mundo más "yo" o filtrado a través de ese yo, o el esfuerzo del yo por acabar al mundo en que había nacido y caminado un poco, para luego acostarse de nuevo. Yo trato de avanzar un paso más. Creo que esto explica lo que el público llama la oscuridad, el estilo intrincado e informe, las oraciones interminables. Todavía sigo intentando volcar todo en una cabeza de alfiler, de ser eso posible. Ignoro como se hace. Lo único que sé hacer es seguir intentándolo de un modo nuevo. Me siento inclinado a creer que mi material, el Sur, no tiene mucha importancia para mí. Tan sólo lo conozco y, en una sola vida, no tengo tiempo para aprender a conocer otro lugar y escribir simultáneamente, si bien el que conozco es quizás tan bueno como cualquier otro. La vida es un fenómeno, pero no una novedad; en todas partes es la misma carrera frenética hacia la nada y el hombre hiede con el mismo hedor dondequiera que se halle en el tiempo.