Bondad y belleza

Las solitarias palabras se atropellan, se pierden,

en el misterio de otros sitios, de otras dimensiones.

Es ahí donde preparo este caldo siniestro y,

frente a tus ojos confundidos, te pregunto si seguiste

el camino de este llanto absurdo. Perdón,


mi cabeza muerde la locura. Las palabras

se mezclan, se enredan y se arrastran entre colores

sin definición, a simple vista parecen feos y asustados,

y en la insistencia del trance, encuentran

bondad y belleza.


Mi cuerpo paciente, dice a las palabras:

no inventen el miedo del futuro que avasalla,

confíen que bajo su aspecto fiero se incuba,

una sensibilidad desmedida.


Pero mi cabeza no puede. De golpe va

como caballo loco, corriendo tras la tropilla

alcanzando el amor, apartando el temor

a la muerte, a la nada.