Siempre se
lo ve sentado, ahí,
en esa
nebulosa en la que lo meten las palabras,
entre sus
libros, sus miles de libros
entre sus lecturas postergadas
perdido en descifrar lo que habla el cielo
(siempre con su mate).
Hay días que
no se lo ve,
que necesita contemplar el día
que necesita contemplar el día
sino su
tiempo se evapora
por pupular
tanto
en la nebulosa de la palabra.
en la nebulosa de la palabra.
Es un gran
escritor, por eso necesita
de esos dos
mundos,
de su
nebulosa y del mundo donde las plantas
pinchan,
donde también se revelan lindas cosas.
Otras veces
aparece en el bar de la vuelta.
Yo siempre
que paso lo veo ahí.
Me vio
algunas veces, pero no creo que me recuerde.
(El escritor
sino escribe olvida)
Siempre que
me vio, bajó la mirada para seguir lo suyo.
Si mira por
la ventana del bar
no es para
describir ese espacio
sino para
que su voz tome sentido
Allí afuera
hace que su voz tome sentido.
El escritor
del cuarto piso, ahora está ahí
se lo ve
sentado en su silla.
Me pregunto
si no sentirá angustia,
desesperación
al momento de escribir
sino se desgarra o si no siente un golpe.
Pero no,
sabe que está en ese pasillo infinito,
seguramente
no sea como Epícteto
que buscó
disciplinar su pasión,
( no tiene ese
aspecto).
Ese escritor
del cuarto piso transita
por los
pasillos de la locura,
por los
pasillos del tiempo,
por los
pasillos de la imaginación
que necesita
escribirse,
por los
pasillos del espacio inasible
que crea su
imaginar.
Creo que
está en eso, ahí sentado.
Preparando
su escrito, comprendiendo todo eso
perdido
entre tantos símbolos.
Provocándose
como un alquimista,
buscando la
palabra que reemplace una oración,
inventa su magia y provoca ilusiones ópticas.
Parece que sabe que
comunicar es algo más
que expresar
lo que siente.
Sabe provocar
en el otro lo que todavía no existe.
Le escribo a
ese hombre que está ahí...
¿adónde
escribí esto? ¿O sólo me perdí
mirándolo
del otro lado,
viéndolo
ahí, en su asiento
en sus
atardeceres, en sus noches?
Creo que sueña mi voz, una poesía
que me inspiró ese escritor.