Suspiro y lloro, endiablada.
Mis ojos ven la nada, mi espíritu agoniza.
La muerte se lleva mi fuerza.
El recuerdo como viento, trae tormentas,
dolor, amor que se borra con lágrimas
que inundan mi pecho.
Llevo el miedo a todo lo que hago.
Muevo una silla y oigo el sonido escapar.
Ahí me abraza el terror, me deja sin fuerza,
me aturde, el oxígeno parece veneno.
A veces me ataca la nada con su lanza,
y ante la sorpresa del ataque
voy hacia atrás, contra la pared.
Si me hiere, la herida es profunda
Es que en el dolor gozo esta burla
a la vieja muerte que espera,
con los ojos serios, que yo regrese.