Infame
1930. Despiadado
tiempo
reluce sus alas negras
en el
cuartito pulcro
de
servicio donde traba
Carlitos
los dientes
por la
radiodifusora
que
alerta y dubita
el
futuro atado al nervio,
que
condene a la generación
por
venir, a sus hijos, a sus hijitos
a la
forma precisa, correcta
de las
formas que huele
a
paraíso, a tranquilidad,
a
paciencia que el nervio no tendrá.
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