Tu sombra, John Strand


Tenés tu sombra.
Los lugares donde estuviste te la han devuelto.
Los pasillos y los jardines desnudos del orfanato te la han devuelto.
La Casa de los Canillitas te la ha devuelto.
Las calles de New York te la han devuelto y también las de Montreal.
Las habitaciones en Belém donde los lagartos atrapan mosquitos te la han devuelto.
Las calles oscuras de Manaos y las húmedas calles de Río te la han devuelto.
La ciudad de México, donde quisiste dejarla, te la ha devuelto.
Y Halifax, donde el puerto se lavaría de vos las manos, te la ha devuelto.
Tenés tu sombra.
Cuando viajabas, la blanca estela de tu andar sumergía tu sombra,
pero cuando llegabas estaba ahí para recibirte. Tenías tu sombra.
Los umbrales que cruzabas elevaban tu sombra y cuando salías
te la devolvían. Tenías tu sombra.
Aun cuando olvidabas tu sombra, la reencontrabas; había estado con vos.
Cierta vez en el campo la sombra de un árbol cubrió tu sombra y no fuiste reconocido.
Cierta vez en el campo creíste que tu sombra era la sombra de otro. Tu sombra nada dijo.
Tus ropas llevaban dentro tu sombra; cuando te las sacabas,se desparramaba como la oscuridad de tu pasado.
Y tus palabras que flotan como hojas en un aire que está perdido, en un lugar que nadie conoce, te devolvieron tu sombra.
Tus amigos te devolvieron tu sombra.
Tus enemigos te devolvieron tu sombra. Decían que era pesada y cubriría tu tumba.
Cuando moriste tu sombra durmió en la boca del horno crematorio y comió brasas en vez de pan.
Se regocijó entre las ruinas.
Observó mientras los otros dormían.
Brilló como cristal entre las tumbas.
Se recompuso a sí misma como aire.
Quería ser como nieve sobre el agua.
Quería ser nada, pero esto no era posible.
Vino a mi casa.
Se sentó sobre mis hombros.
Tu sombra es tuya. Se lo dije. Le dije que era tuya.
La he llevado conmigo demasiado tiempo. La devuelvo.

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