“Somos un país al que le cuesta creer”; “la gente quiere tener
algo para festejar”. Estas son declaraciones del mediocampista de la selección
Argentina: Javier Alejandro Mascherano. Este jugador, nacido en San Lorenzo, a veintitrés
kilómetros de la ciudad de Rosario, realiza un análisis de la esperanza de los
argentinos ante el momento de un logro colectivo. A partir de la declaración, la reflexión acerca del porqué de la frase no
pudo detenerse. A veces, o quizá sea una realidad, la información virtual, la
trasmisión virtual de un hecho real termina siendo teñido por intenciones
ocultas, una planificación oculta ve el televidente del otro lado, como si el
poder del dinero se ocupara de orquestar los deseos del pueblo. El jugador, el
hombre que está rodeado por la multitud popular no está creyendo que
eso que acontece es falso, que es un escenario inventado para trasmitir una
forma de comportarse a los televidentes, tal vez el acontecimiento sí le haga
poner en duda si es real o no el cariño de la gente, pero eso queda para la
intimidad del jugador. Sin embargo, lo que de aquí se ve es que parece que la
gente no fue a Ezeiza a adorar solamente la labor (impecable) de los 23
jugadores y del cuerpo técnico, hoy la gente fue a recibir con todas las
banderas a esos muchachos que participaron del mundial en representación de la
Argentina. El argentino está festejando por el logro de su identidad, por eso
siguen en caravana aquel equipo vivo, aquel equipo que jugó para hacer real un
mismo sueño.
En definitiva, lo que triunfó fue un sentimiento, de emoción. Un
sentimiento que acompaña a este sueño que todavía cree que es posible, que
todavía piensa en hacerse visible, en hacerse presente, en dar la cara y
sentirse conforme. Esa es la verdad, en eso que tanto nos costó creer, nos
costó confiar hoy lo barrimos de nuestra conciencia. En la confianza está la
verdad y allí saldrá a toparse con cualquier equipo, ante cualquier oponente. Allí
va el argentino en su labor diaria tratando de crear aquello que sueña.
Caminemos juntos, seamos parecidos y no tan extraños. Augurios y esperanzas
para volver a salir al campo de juego y desplegar aquella magia que tanto
tiempo nos llevó crear. Argentina, mi sentimiento por vos nunca va a cambiar.
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