Todas
las semanas
empapela,
desempapela,
pinta
las paredes,
y
las vuelve a empapelar.
Vende
los muebles,
para
comprar otros,
vive
de la compra venta
de
sus muebles,
tiene
todo en movimiento
y
espera terminar
para
cuando lleguen,
pero
nunca nadie llega.
La
habitación vibra
por
el tubo quemado
y
allí, sentado está
mirando
la pared.
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