“Digamos, la gente se quema con leche, ve una vaca y no llora”

                                             

notas sobre dos poemas de Gabriel Cortiñas en Apellido (2023)



“está que se quemaron con leche” (Cortiñas, 2023: 51). Hay algo que suena mal, que no hace sentido común, pero hace sentido, hay algo que falta o que sobra: hay algo descolocado. Esas piezas pequeñas que faltan cargan con un significado propio, que al no estar producen una disonancia en la lectura. Esas piezas sonoras también nos sirven para identificar a quién o a quiénes se refiere, a qué tiempo y otras cosas que nos podría decir la fonología, pero que por falta de conocimiento de quien suscribe no se desarrolla.

Hay falta de concordancia entre la conjugación verbal y la persona, diría un gramático. Sin embargo, esa percepción termina por hacer sentido sobre la lengua, nos conduce hacia una cohesión. La lengua es un fino sistema de engranajes fijos que conduce al pensamiento por una causalidad determinada, establecida, oxidada. Por eso la falta de ciertos significantes la desoxida, y devuelve de otra forma un significado común asociado a un “amuleto añoso”, como dice el/la que enuncia: el que se quema con leche ve una vaca y llora es alterado por esa falta flexiva y el pronombre determinativo con “está que se quemaron / con leche y quieren quedarse con todas las vacas”, pierde las consonantes, pero persiste el sentido de los que se quieren quedar con las vacas.  

Esas piezas que poseen una carga semántica y gramatical y también sonora muestran que la palabra está compuesta de distintos elementos que hacen a un signo integral. Esta ausencia del fono desinencial muestra a la palabra como una unidad básica, compuesta de múltiples elementos. Los tiempos (pasado y presente se alteran), los sintagmas son intervenidos por otras voces o conductos narrativos que se meten en la construcción de ese bloque textual para alterar a la lengua. Pero no son digresiones, no es un objeto verbal que se vuelve errante, los temas que produce el habla del personaje, de esa primera persona, no continúa construyéndose como en una sucesión temporal, se escribe como el habla va construyendo lo que quiere decir y lo hace así: sin terminar de decir, sin apariencia de definición.

La profusión de frases, de situaciones, de intensiones que se concatenan en este objeto verbal, prescinde de comas, de la gramaticalidad oracional que es interrumpida por esas tramas que se cohesionan en ese bloque verbal. La disonancia en el poema lleva a conformar un ritmo de lectura personal y siempre distinto y que el lector se pregunte por el sentido, se quede en esa asonancia que produce la falta de esa pieza minúscula de sonido y de sentido. Se va en un cauce que traga los engranajes más pequeños de la lengua. Saca al lenguaje de la legalidad propia, y enuncia mas ya sin saber si las piezas de la palabra están en función de articularse con la siguiente. Por eso el lector se detiene sobre ese sonido desarticulado en la forma que no encastra. 

El oficial disparó y dejó un charco bordó que brilla en el pavimento. Se mezcla con el recuerdo del problema de las consonantes en “la materia”. Esa primera persona del texto tuvo de maestro al diputado al que le machaca que esa nota “fue ridícula” por lo que decide desertar de la clase. El habla sigue intervenida, por si misma y a veces es tomada por otras voces sin aviso, sin marca ortográfica que nos diga hay que parar, no se decide por el lector, eso queda para él: “El desafío de dejar de ser por un rato el punto/ de su lengua es terriblemente difícil necesario es que coma nuestra comida para aprenderla/los chamanes jaguares son humanos indios/ son humanos pudieron escribir todo lo/ que podían hablar entonces no pueden los jaguares y los indios ser al mismo tiempo/ humanos por el desafío los chamanes.” (2023: 53). Ahí “por el desafío los chamanes”, ahí parece el habla interrumpida, donde se pegan dos sintagmas nominales. El texto se vuelve bloque, tal como aparece en la hoja, como bloque, que cae sobre sí, interrumpiendo el efecto de la causa, rompiendo la barrera de la causalidad, el sistema de partes de la lengua ordenada cronológicamente. La incompletitud (agramatical) queda resonando producto de la simultaneidad sintagmática que se va interrumpiendo antes de completar el sentido. Tanto en la hoja como en la voz humana no llega a darse el sentido por la causalidad. Esta lengua se muerde el complemento, superpone los sintagmas y se sale de la ratio del lenguaje comunicado. Parece intervenir sobre la función comunicativa del lenguaje con la función poética del lenguaje. El mensaje lo construye la forma.

Kevin Power dice sobre Robert Duncan. La vida celular de cada fono como tal, antes de realizar su papel fonético en cualquier función semántica o afectiva, se vuelve esencial para la vida formal del poema, que es un cuerpo de tonos, cuyo fono individual faltante resalta enteramente, penetra y hace presente al poema su propia acción sonora. Por tanto, la falta del fono interrumpe la causalidad de la lengua y produce el malentendido sobre lo esperado, lo que nos lleva a indagar sobre la forma.

Pero incluso sobre el nombre, más bien la operación sobre el apellido produce una fuga en la referencialidad, sobre esa desviación en el significante se abre un enigma sobre el punto de referencia, como en el nombre del apellido desvía hacia Nicéforo Amén. 


SINCERIDAD Y OBJETIVACIÓN



SINCERIDAD Y OBJETIVACIÓN

Con especial referencia a la obra de Charles Reznikoff

 

I

En 1918, Reznikoff publicó doce versos[1] cuyos elementos contienen la atmósfera de La tierra baldía y Los hombres huecos de T. S. Eliot. El poema incluye el siguiente pasaje

Suave y blanca con pérdida de hojas y corteza

Poemas de Eliot se publicó por primera vez en Estados Unidos en 1920, así que es poco probable una influencia directa a nivel del estilo. Reznikoff reimprimió este poema en 1927 no tanto para expresar un abatimiento particular (desde ese estado se ha preocupado por otros asuntos), sino para resaltar el método ya evidente en la claridad de las imágenes y el tono de las palabras.

El autor excluyó también algunos textos tempranos de la colección editada en 1927. Eliminando el brillo symboliste semialegórico anticipó la convicción de que el surrealismo en 1928 no era algo nuevo y que, al menos para él, ya diez años antes no valía la pena hacerlo.

Al mostrar una manga desgarrada, con dedos rígidos y temblorosos el viejo

arranca un trocito de la manzana horneada, brillante con azúcar,

y come con reverencia el alimento, el gran abrigo.

IX-Tercer Grupo de Verso (N. de T.)

 

Como se ve en esta cita, las cualidades verbales de los poemas más cortos de Reznikoff no reúnen meros fragmentos bonitos (la típica poesía americana de esa época), sino que sugieren aspectos enteros del pensamiento: economía, creencias, análisis literario, etc. Todo esto surge de una omisión literaria activa y una discusión de método expresada en la aceptación de dos criterios: sinceridad y objetivación.

 

II

En la sinceridad las figuras van acompañadas por combinaciones verbales que anteceden (si hay continuidad) a un sonido o estructura completa, sea ella melodía o forma. La escritura no sucede en el espejismo, sino en el detalle de ver y pensar las cosas tal como existen, orientándolas mediante una línea melódica: las figuras se sugieren a sí mismas, la mente siente y recibe conciencia. Los paralelos con otras artes son la línea perfecta del dibujo casual o ciertos momentos iniciales de la escultura, cuya claridad luego fue olvidada.

Ante la sinceridad la mente tiende a añadir otra sugestión que no logra la totalidad reposada, una totalidad que no siempre aparece en la sinceridad y solo se da mediante la calma y la apreciación completa. Esta última puede llamarse objetivación, la aprehensión completa en cuanto a la apariencia de la forma artística como objeto. A diferencia de la impresión (print) que registra la acción y la existencia e incita a la mente a crear más sugestiones, existe la escritura por sí misma (writing), un objeto que afecta a la mente como tal, aunque no sea algo sólido que pueda guardarse en un puño. Las codificaciones de los libros de retórica podrían ser una descripción de esta realización verbal pero es mejor presentarla como la combinación de las unidades menores de sinceridad, la determinación de las palabras y su disposición en una estructura orgánica.

Este largo sintagma ‒“unidad menor de sinceridad”‒ es ya un indicio irónico de la degradación del lenguaje individual en una cultura que apenas conoce la organización interna de cada palabra. Y es cierto: todo vocablo contiene en sí mismo un potente grado de objetivación. Pero se podría decir que, en los términos de la totalidad artística, una palabra aislada es inferior frente al predominio de los hechos aludidos por combinaciones de palabras. Y entonces responderíamos que esa superioridad no es tan definitiva ya que la objetivación desplegada en un poema, o en una unidad de prosa orgánica, puede existir comprimida dentro de muy pocas líneas. A continuación se citan tres ejemplos de Reznikoff —uno de sinceridad y dos de objetivación—:

 

I Afrodita Urania

El tejido incesante del agua irregular.

                                                                                                Tercer Grupo de Versos

II Helenista

                                   Cómo yo, tan bárbaro, al final pude leer lentamente griego

       la “Atenea de ojos azules”

       saludé su imagen colgada largo tiempo en la pared:

       la cabeza apenas inclinada hacia adelante bajo el casco pesado

       como si escuchara hermosos labios despectivos.

                                                                                            Inédito

 

III

                                           Cómo debemos lamentarte, asesinado y desechado,

seguro que no morirías con tu trabajo sin terminar–

         como si la guadaña de hierro se detuviera en la hierba por una flor.

                                                                             Primer Grupo de Versos

 

El primer ejemplo ofrece una imagen de sinceridad, no de objetivación. Cada palabra posee una energía extraordinaria para ilustrar la imagen del agua en acción. El título tiene un significado connotativo y asociativo en sí mismo, vinculado al verso. Sin embargo, el verso y el título en conjunto, aunque estén interrelacionados, no han sido organizados como una unidad en relación con un objeto. La mente es atraída por la veracidad del artificio en particular, una escritura capaz de aprehender la energía de una objetivación aún en potencia.

El segundo y el tercer poema son ejemplos de objetivación. En el segundo, predomina la crudeza intencionada del primer verso frente a las medidas cuantitativas (no necesariamente clásicas) del hexámetro reconocible en los otros ejemplos, el uso de palabras de dos sílabas (greeted, picture, slightly, etc.) con adecuadas variaciones de palabras de cuatro y tres sílabas (barbarian, beautiful) y la mayoría de los vocablos acentuados en la primera. Todo esto se resuelve en una estructura (que por cierto funciona como una traducción del griego), a la cual la mente nunca se plegaría sino fuera mediante la contemplación de un objeto definido por sus propios rasgos. Es posible que la mente pueda preferir uno antes que otro, la energía del calor que representa Atenas antes que la benignidad de la luz representada por Atenea. Pero esto es cuestión de gustos más que la negación de una alternativa en particular.[i]

El segundo ejemplo es un objeto a tal punto, que el título —Helenista— es apenas una etiqueta casi innecesaria para la designación. El tercer ejemplo no necesita título y tampoco lo tiene. El hecho de que originalmente fuera un epitafio para Gaudier Brzeska quizás pueda atraer la atención de algunas personas, pero no le agrega nada al poema como objeto. En este poema la objetivación se logra por el equilibrio de las dos primeras líneas; la tercera línea añade la gracia del ornamento mediante un símil, al igual que el diseño pintado alrededor de un cuenco.

La objetivación en la escritura es poco frecuente. Los poemas o la prosa de carácter orgánico son escasos dentro de una generación de escritores. Si no transmite la totalidad del reposo perfecto, ningún verso debería ser llamado “poema” en un sentido estricto. Dentro de la escritura contemporánea solo los poemas de Ezra Pound poseen una objetivación constante; sus objetos son formas musicales. También se encuentra objetivación en los poemas de W. C. Williams VIII, X, XVIII, XXIII, XXVI, pertenecientes a Spring and All. Excepto en An Octupus y Like a Bulrush de Marianne Moore y Mr. Appollinax de T. S. Eliot, se puede encontrar en estos poetas progresiones de sinceridad, pero no de objetivación. Es interesante que la obra de Marianne Moore sea en gran parte un retrato de su intención por presentar lo que ella considera sinceridad, en lugar del reposo y la objetivación reconocibles en An Octopus. En la obra de Eliot a menudo es la estrofa de cuatro versos (o cual sea la unidad de composición) la que transmite objetivación. Sus cuartetos [quatrains] constituyen una serie antes que la totalidad de un poema. Cualquiera sea la objetivación que presentan los escritos de E. E. Cummings (Him, Song III, Amores VII, Unrealities V y algunos poemas en Is 5), existe un equilibrio entre el discurso extremadamente connotativo, una energía de los cinco sentidos transmitida con vital juventud, frente a una facultad de impresión deliberada, además de la retórica musical que teje dicha energía en una misma trama (incluso aunque se pierda a veces).

¿Pero la objetivación puede surgir de un país cuya geografía y humanidad se hallan en cambio constante? En su libro North America, Continent of Conjecture (1929) Robert McAlmon responde con ironía; la farsa histórica según la cual “esta nación fue parecida a otros países y todavía lo es”, se une con versos ligeros —coros de blues de un posible cancionero americano[2]y ofrece no solo el poema de Norteamérica sino el Poema Inconcluso[3] de una raza. No se puede esperar más objetivación de la escritura que de su tema, cualquiera sea su existencia. Todavía los humanos viven rodeados de objetos y siempre habrá alguien interesado en asumir que un poema lo es.

En comparación a estos ejemplos, el grado de objetivación en la obra de Charles Reznikoff no es muy grande.

Pero podemos preguntarnos si el estado de reposo alcanzado por la objetivación es más oportuno para la mente frente a aquel generado por una presentación detallada. Es probable que, para evitar ese ideal de perfección, Reznikoff prefiriera llamar “versos” a sus escritos rítmicos en vez de “poemas”. Casi siempre son ejemplos de sinceridad. Porque de la escritura no debería esperarse lo rimbombante, ese roce con conceptos que eluden la interpretación tangible.

En Reznikoff debemos subrayar el aislamiento de cada sustantivo ‒cada uno de ellos convertido en una imagen‒ y el agrupamiento de esos vocablos para que formen parte de la calidad de las cosas en su estar-juntas, sin violentar sus naturalezas individuales. Los sencillos adjetivos sensoriales son tan necesarios como los sustantivos. Si bien Reznikoff ha escrito en alguna parte sobre el “amanecer imperioso”, ese simple adjetivo abstracto elude la ensoñación. La metáfora, como en toda buena escritura, ha sido presentada de forma concisa, mediante una sola palabra. Frente a la “necesidad con brazo dominante”, otro escritor no dudaría en usar una cláusula más extensa

La desventaja de una metáfora forzada no es que sea necesariamente sentimental (a veces lo sentimental puede tener su valor), sino que lleva la mente a lugares difusos y la deja en cualquier parte. Pero preguntarse si esto es conveniente para la escritura no se asume como punto discutible. A un escritor no le conviene apilar metáforas, así como a un músico sensible no le interesa destruir una línea de Shakespeare con un arreglo sobrecargado, como por ejemplo en el caso de “Co-me away death, co-me away, death”.[4] Al escuchar esta frase volvemos a la totalidad de la palabra singular, la cual constituye una relación, una metáfora implícita, un arreglo y una armonía.[ii]

Barcos arrastrados al verde opaco del mar,

vientos visibles tirando casas a pedazos—

y acá el álamo levantando un centímetro el pavimento.

                                 Tercer Grupo de Versos (N. de T.)

  

La economía de presentación en esta escritura es una reafirmación de confianza; la combinación de letras y palabras constituyen símbolos absolutos para objetos, estados, actos, interrelaciones, pensamientos sobre ellos. Si no ¿por qué usar palabras? Ellas ofrecen una materia equivalente al sonido de las cosas. Por ejemplo, los pájaros:

 

El viajero 

al que lo sorprende las notas de un pájaro

sus ojos

buscan los árboles—                                            Inédito (N. de T.)

 

               […]

            Esa preocupación por la precisión de los detalles —la sinceridad— es aún más evidente en el verso narrativo de Reznikoff, quizás el aporte más olvidado a la literatura reciente. La cuestión era evitar el engaño de esos “poemas narrativos” obsesionados con la gloria de Grecia, el glamour de la novela arturiana, la destreza de Chaucer, etc., —engaño que confirmó el prejuicio actual sobre las dificultades de la poesía narrativa—. Reznikoff en cambio prefirió mirar a su alrededor (en los barrios de Nueva York) y escribió versos sinceramente contemporáneos en su Tercer y cuarto grupo de versos[5]. Entre esos poemas se encuentra este ejemplo de objetivación:

El zapatero se sentó en la oscuridad de su sótano junto al banco y su máquina de coser, sus manos grandes ennegrecidas, las puntas de los dedos aplastadas y anchas, ocupadas.

A través de la rejilla de la vereda sobre su ventana, papeles y polvo fueron cayendo año tras año.

Esa noche era Pascua. La calle soleada estaba llena de gente. El zapatero pudo ver los pies de los que caminaban por la rejilla.

 

Tenía un par de zapatos para terminar y el trabajo ya estaría listo.

Entró su amigo, un hombre con una larga barba negra, con ropa sucia en mal estado, pero con zapatos recién arreglados y lustrados.

“Afuera está lindo, realmente qué mundo hermoso.”

Una olla de pescado hervía en la cocina. A veces el agua burbujeaba y siseaba. El olor del pescado llenó el sótano.

“Debe estar lindo ahora en el parque. Después de comer tomaremos un paseo.” El zapatero asintió con la cabeza.

Apresuró su trabajo en el último zapato. La olla en la cocina burbujeaba y siseaba. Su amigo subió y bajo al sótano con zapatos recién arreglados y lustrados.

 

Hay sinceridad en la interpretación del carácter y el habla; una interpretación del discurso de nuestro tiempo lo suficientemente singular como para ser registrada en la tensión de la tragedia XI, Tercer Grupo:

Se sentó junto a la ventana que se abría al conducto de aire,

y miró a través de las barandas

la nueva luna.  

Se habría sacado las hebillas de su pelo enrulado

y se habría arrojado a la cama llorando,

pero él estaba por venir y su boca debía fijarse a una sonrisa.

Si el quisiera algo más, ella se habría casado

no importa lo que él fuera. Ella que, delgada y gentil una vez,

pronto se volvería torpe, y hablaría con rigor.

Un golpe. Encendió el gas y abrió la puerta.

Su tía y el hombre —la piel floja debajo de sus ojos,

la cara cortada con arrugas.

“Entrá” dijo ella como pudo y luego sonrió. 

 

En la última cita se ha detenido la melodía; la monodia recurrente de los párrafos en prosa se ha sustituido […]. Todo el ritmo ha sido adormecido para enfatizar la quietud particular de cada palabra, perdiéndose así la objetivación —entendida como la total satisfacción derivada de la melodía en verso—. Pero la vida de estos personajes se muestra de manera pausada, sometidos a la sinceridad del artificio que el autor ha elegido para ellos. Al final uno no vuelve a la anciana en la ventana, ni a “su tía y al hombre”, sino a la sinceridad con la que se vio y consideró el tono de estas cosas cuando se expresan con las palabras necesarias. […]

Tal vez se puedan señalar las debilidades en el verso de Reznikoff, pero cuando la sinceridad está presente en la escritura, aquello que no es sincero puede eliminarse a voluntad. Así permanece la información, no la ignorancia. La sinceridad entre los autores difiere según el rango de sus sensaciones y percepciones, pero lo que es negativo para la sinceridad resulta negativo también para los escritores sinceros. Esto acontece de modo tan cruel, que la literatura se olvida de casi todos y en una misma generación ni siquiera suelen llegar a diez. Reznikoff es uno de ellos. Si uno es escritor, se habla de la sinceridad como esa habilidad indispensable para la existencia. Por supuesto, la burbuja no sabe lo que puede hacerle el roce de otro cuerpo. Y después ya ni siquiera es una burbuja…

                                                            III

Interesado en el artificio, Reznikoff no consideró desventajoso estimular su preocupación por el detalle y la precisión con algunos ornamentos verbales. En Ediciones y glosas[6] usa el lenguaje y la narrativa principal del Pentateuco. Las Glosses son citas bíblicas provenientes de la edición King James, verificadas o modificadas a partir de un estudio del hebreo. La concisión del relato posee una cadencia enfática, dictada por la actitud y el arte de su autor.

En lugar de hacerse fama a partir de imprecisiones personales ‒a menudo llamadas “sofisticación”‒ sería mejor para todos registrar y objetivar la buena escritura ahí donde se encuentre: en el uso de guías gubernamentales por parte de Marianne Moore, en las traducciones y citas de Pound, en los fragmentos de fuentes españolas y estadounidenses usadas por Williams […].

Al registrar estas líneas,

Corrí a través de una tropa

y salté sobre una pared.

Él le enseña

                                                                   la guerra a mis manos

 

a doblar el arco;

me dio enemigos:

los hice polvo frente al viento,

los tiré como tierra a la calle.

 

Reznikoff hizo algo mejor que improvisar con la leyenda bíblica de David y Mical. Cuando reconoció la tentación de suprimir ese pasaje, el poeta atribuyó ese desliz a la presión de publicar para un “mercado literario” al que no le interesa la sinceridad.[iii] Pero incluso marginada, la sinceridad persiste.

 

                                                                                                Louis Zukofsky



[1] N. d. T: “ver XII, Cinco Grupos de Versos. Este ensayo se publicó en la revista Poetry: A Magazine of Verse, Vol. 37, No. 5 en Febrero de 1931 (pp. 272-285).  En esta versión en español omitimos algunos pasajes vinculados a debates específicos de la poesía anglosajona de principios del siglo XX. El lector interesado puede consultar la versión en idioma original. Todos los materiales de Louis Zukofsky tienen derechos de autor © Musical Observations, Inc. Usado con permiso. Traducción de Luis San Martín.   

 

[2] N. d. T: “american songbag.

 

[3] N. d. T: Unfinished Poem. Alusión al título del libro de McAlmon. 

[4] N. d. T.: “Acer-cate, acer-cate, muerte”.

[5] N. d. T.: Third and Fourth Groups of Verse.

[6] Editing and Glosses.



[i] Se asume que los problemas epistemológicos no afectan la existencia, que una estructura personal de relaciones podría ser un objeto definido, o viceversa.

 

[ii] La creación de nuevas palabras, como en Work in Progress de Joyce, obviamente no viola lo antiguo; el autor simplemente está creando nuevos arreglos y nuevas armonías. Por cierto, Gertrude Stein hace lo contrario cuando usa palabras antiguas para crear distintas asociaciones connotativas y gramaticales.

 

[iii] Respecto a esto, es necesario señalar tres excepciones. En primer lugar, Malcolm Cowley opinó, de manera breve pero favorable, sobre una colección inicial de versos que Reznikoff publicó en 1920 y más tarde fue revisada. En segundo lugar, la señorita Monroe, en febrero de 1921, consideró que los breves poemas con versos libres de Reznikoff eran “tan incisivos como un hokku”. En tercer lugar, Ezra Pound señaló que tanto los versos como la prosa de Reznikoff son “buenos” y que “después de leer la obra de Reznikoff, tuve sospechas de si la próxima ola literaria sería judía y si la falta de prosa en alemán se debe al hecho de desviar la energía idiomática hacia el yidis”. La bibliografía de Reznikoff incluye los siguientes títulos: Five Groups of Verse, 1927 (colecciones de 1918, 1919, 1920, 1921, revisada); Nine Plays, 1927; By the Waters of Manhattan (Paper Books), 1930; An Annual, 1929 (incluido Editing and Glosses): al ser todo publicado de forma privada, el autor “definió la tipografía a mano y llevó a cabo el trabajo de impresión” de los dos primeros libros. En este artículo, se omitió la referencia a la prosa de Reznikoff y a Nine Plays in Verse, que es un fragmento de un ensayo escrito hace un año.

 

 

SYMPOSIUM

 

HYMN

 

                                                                por un momento de orgullo

                                                                se quita el casco y frenéticamente

                                                                libera el nacimiento de los resortes

                                                                la capucha de la hora humilde

                                                                en la que el crecimiento del rostro sensual

                                                                se arrastra desde el tallo blanco cremoso

                                                                como arrugas de un resorte enrollado

                                                                en forma impecable hasta

la cabeza

 

en ninguna parte, cuando los hombres deciden

la lujuria es un momento de shock, será esta

falla de la caja de sorpresas intrascendente

de su cabeza y de su habla

o la punzada sin palabras de su brazo

lleno de alambre, que para un momento

curvo es

 

 

                                                                




 

Vengo del fleje

 Vengo del fleje no con uno

sino con muchos pájaros en el barrio

el inglés el sol es una trampa

en el horizonte el último cordón

de la cordillera no está otro

día más sigue sin hablar un corre 

del otro lado para ser el designado

uno- con la espalda doblada en presencia

de los que ríen de costado refracta 

el pasado mañana que sigue bajando. 


Pum.

San Martín en los Andes al sur

de Mendoza se abraza

a los originarios para cruzar. San

Martín para cruzar

los Andes se abraza con

los originarios al sur se abrazan

para cruzar los cordones cordilleranos.


Igual hoy, al menos hoy, el Tai An pesca

merluza negra ilegal, un buque 

fantasma de Liu Yingang

avanza al puerto de Tierra del Fuego.


vos dónde querés


 

vos dónde querés vivir, en un país que tiene una linda comunidad con luz salud educación calles asfaltadas sin pozos plazas con bancos y árboles y pajaritos casas con conexión a gas a electricidad una comunidad feliz que celebre la fiesta de vivir en comunidad o preferís un país que solo tenga una moneda fuerte a costa de poner en crisis todos esos deseos de comunidad ecológica preparada con sistemas de desagüe para evitar inundaciones y otros etcéteras deseados por las demandas individuales puedan necesitar están los libros puede que Friedman tenga razón pero dónde preferimos vivir en un lugar marginalizado o en un país con seguridad donde se pueda salir a caminar bajo los árboles a la noche ver la luna al costado del puente ver pasar los colectivos viniendo como el ave fénix resurgiendo un camino luxando supersticiones que nublan la conducta la bobera de su mono esperar ahí después que el bus y la combi paso sentir llegar el silencio.  

Marta Traba "Dos décadas vulnerables en las artes plásticas latinoamericanas 1950/1970"

 Las formas del autoritarismo en Latinoamérica no tienen nada que ver con la tiranía tecnológica: ésta reviste los aspectos más radicales del progreso, es ecuánime y supone una redistribución bastante justa de los bienes de consumo. El autoritarismo latinoamericano se coloca, en cambio, por fuera del progreso. Establece capas jerárquicas inamovibles que tienden a paralizar por completo el progreso posible, o bien favorecerlo lentamente, dentro de condiciones férreamente desarrollistas. Generando formas de represión o contención, se mantiene petrificado en un marco eminentemente político y no considera, como pasa en la sociedad altamente industrializada, que la cultura pueda ser un bien de consumo manipulable para su propio servicio.  

Notas de una pesca en: Hacía un ruido. Frases para un film político



Extraigo un párrafo de Toda la poética posible (o casi), reseña no: NOTAS DE PRÁCTICA para sintetizar la poética de María Salgado: “El fracaso será, de no andar con cuidado, caer en la vieja representación, la de las dicotomías y mitologías burguesas: que la obra se convierta en “un cuento moral”: en una incomprensión: un trayecto falso de pensamiento de lo real y una pieza inútil en el trabajo de lo real.” Salir del trayecto falso del pensamiento de lo real, socavando la frase, interviniendo la continuidad, encontrando la diferencia en la repetición.

 

Hacía un ruido. Frases para un film político es un macro collage de frases en la coyuntura política del período del 2011 al 2015. Las distintas voces que aparecen, o pedazos de textos, poemas, son sacados de su referencia habitual para armar una alteración constante sobre la forma, juega con la forma del verso y la prosa, pero aun así no deja de ser poético, no deja de haber indeterminación en el sincretismo lingüístico que aúna.

 

“Otra vez en primera fila ante el Congreso del miedo perdí la orientación/ Sur Norte Norte Sur (d) entonces llama Marta para que corra hacia Cibeles pero le digo estoy al otro al otro lado del cordón va pero eso no es verdad es al revés de hecho pero me estoy confundiendo porque me han desorientado el miedo y la gana de vomitar”.

           

Los ritmos, la resonancia que deja la repetición de frases, los balbuceos propios del habla, los falsos arranques o las oraciones no llegan a completarse por la superposición de voces que se cuelan y complican la ilación. “SOIS LOS NUESTROS SI NO ESTÁIS SEGUROS DE QUIÉN ES SOMOS NOSOTRO SI DE NADA LUEGO Y LUEGO IREMOS VIENDO ENTONCES DE LO NUESTRO SOIS PERO QUE DESDE LUEGO”. El sentido se frustra a sí mismo, la resolución no se alcanza sino al finalizar la lectura. Un recuadro en el medio de la hoja vacío. Flechas u oraciones que se completan siguiendo pistas de orientación en la página. La técnica utilizada no encuentra sistematicidad en el devenir de las voces, de ritmos, en verso, en prosa. Salgado se apropia de las frases, las descontextualiza y se resignifican en la hoja a medida que uno pesca una la lectura. Si es que pesca, ya que no tiene como fin conformar una representación. Deja que el lector forme en su cabeza un sentido en el ruido.

 

La forma del poema corta con el hilo transmitido por los medios, la inundación semiótica de todos los días. Cuestiona “un mensaje siniestro entre líneas” y así altera el ritmo de lo real construido por la lengua oficial: el significante adecuado a la figuración de los cuerpos y de las subjetividades políticas. La poesía de Salgado muestra la desconexión de la mente frente a la retórica, sin por ello perder elocuencia, consignas ni potencial utópico.

 

“2. El problema de la democracia_aprox.

(d) una vez en un porche de noche a la noche de un verano en Durham NC vi una lechuza & olí la buganvilla & oí los grillos & fotografié cadillacs abandonados por exceso de consumo de galones de gasoil & también tampoco nadie no no se podía entender qué venía yo a decir acerca del lugar de donde vine “

(…)

“Extraigo de mì un mundo entero que no es de nadie ni es mío y llamo yo y con él

prolifero en todo tipo de términos / hierba noche flor… / sentidos / lechuza

buganvilla fotografía / y experiencias / Durham Tracia Cibeles el Congreso.

 

todo esto es muy ingenuo, es una experiencia infrapolítica, es poética (e)

todo esto es tan sencillo que excede al problema de la representación al problema de la violencia y, con mucho, al problema de la organización

(…)

el problema de la democracia es que es una floresta un florilegio una selvática

 

 

 

 


pero siempre hay un significante vacío (s)

que parece valer más.

 

Es un material que se lee en bruto y que nuestra mente tiene que digerir de algún modo como lo hace, quizá, con la sobreabundancia de títulos, epígrafes de fotos de nuestra cotidianeidad sobre las superficies de pantallas, scroll matutinos de diarios digitales, noticias que el algoritmo elige como de nuestra preferencia y que terminan empleándonos. Rara aleación de lenguajes del presente en el que se escribe, con una sensibilidad nerviosa de época.

 

El lector se ve dificultado al no acceder a una suerte de esquema habitual, algo que le proporcione una dirección determinada. Sin embargo, hay ciertas referencias en las frases que nos proponen una posibilidad en respuesta a los eventos de la coyuntura política en ciernes.

 

“La reedición de la vieja hegemonía cultural, ahora vestida de/ independentismo y calcada a las clases medias catalanoparlantes/ ‘Cuando Ciudadanos gobierne no habrá que cambiar de canal’”.

 

Ahí es donde intervienen las voces, las irrupciones oracionales, las hablas. Las voces de los canales son intervenidas. Hay una referencia a un poema de Perlongher que se usa para hacer resonar los cadáveres de la España franquista. Hay un diario traductor que se cuestiona por el problema de la traslación semántica de una lengua a otra. Se observan distintos tipos de tipografías, aparecen distintos idiomas, pasajes del inglés, del árabe. Hay recursos fonéticos que no llegan a convertirse en signo lingüístico, se vuelven un sonido que por su propia repetición nos devuelve un sentido.

 

Hacer poesía más allá del verso. Mostrar la plasticidad de lo verbal. Hacía un ruido Samplea en un mar polifónico y permite pescar lecturas, incitadas por su ritmo atonal y continuo.